sábado, 3 de septiembre de 2011

Libros Son en el patio menor del cabildo


    No estamos en el patio menor del cabildo para vender nuestras cosas y nada más. Vendemos nuestras cosas porque son nuestra bandera de resistencia. Pero eso no alcanza. Porque estamos enfrentando a un shopping center gigantesco instalado en la plaza de nuestra ciudad con el único objetivo de sacarle la moneda a cuanto gil pase caminando por ahí. Y a nosotros no nos interesa sangrarle la moneda a la gente. 
     Nos interesa vivir en un lugar en donde las personas podamos pensar mejor. Para vivir mejor. Para elegir mejor. Para que no nos metan el pecho con el prepo. Para que en todos lados nos traten como a iguales. Para aprender entre todos, de todos.
    Estamos en el patio menor del cabildo para sembrar la rebelión contra esta manera de hacer las cosas que tiene el estado: Tratar la cultura como un negocio de alta rentabilidad. Todo aquello que no se realiza con una proyección de crecimiento económico queda afuera de lo que el estado considera cultura. Si vos querés mostrar lo que hacés en "el evento más cultural de la cuidad"(sic) (cuidad, así reza el cartel de la feria que tiene entrada por San Jerónimo y Rivadavia), Entonces, si vos querés mostrar lo que hacés en "el evento más cultural de la cuidad" tenés que tener como veinticinco lucas, de lo contrario, eso que hacés no es lo más cultural, ni por asomo, porque no te deja un 25 para que lo muestres en este evento. Ratón. Largá el billete, no ves que al estado le hace falta para realizar eventos culturales como este.
     Estamos en el patio menor del cabildo afilando las uñas y los colmillos para realizar nuestra protesta, para denunciar este estado de cosas en nuestra sociedad. No estamos felices, no hay nada que festejar.
    Estamos en el patio menor del cabildo para señalar que la educación está siendo tratada como un negocio en donde quieren meter a empresas privadas en el plan educativo. 
    Estamos en el patio menor del cabildo para protestar y demandar la derogación del código de faltas que le permite a la policía ser autoridad, fiscal y judicial. Culparte, enjuiciarte y condenarte porque no le gusta tu cara. 
     Estamos en el patio menor del cabildo para mostrar la discriminación horrible que sufren las personas que deciden vivir la vida teniendo la orientación sexual que se les ocurra. 
     Estamos en el patio menor del cabildo para  denunciar el maltrato que sufren las trabajadoras y los trabajadores del sexo en la calle por parte de la policía, los inspectores municipales y los dueños de bulines. 
     Estamos en el patio menor del cabildo para denunciar la discriminación que sufren en sus trabajos las personas que se han realizado tatuajes, piercings, etc. 
     Estamos en el patio menor del cabildo para denunciar la falta política cultural de este estado para con los músicos en particular. 
     Estamos en el patio menor del cabildo para denunciar el atropello que sufren los skaters, para reclamar por mejoras salariales para la clase trabajadora, para condenar los abusos de poder, para decir basta al aumento del cospel, para que podamos vivir en un lugar que nos incluya. 
     No estamos en el patio menor del cabildo para adherir a este régimen de pan y circo. Estamos en el patio menor del cabildo porque queremos cambiar las cosas. Porque nuestras palabras son acción. Acción para una revolución en cada corazón, en cada rincón de cada patio, de cada casa. En el rincón del patio del cabildo, la casa de todos. Ahí estamos, en el patio de la casa de todos. Incluyámonos, aceptémonos, integrémonos, abracémonos. Si podemos lograr eso, si podemos lograr que cada una de las personas que pasa por el patio menor del cabildo vuelva a su casa y cuente cómo están las cosas, nuestro paso por la feria será digno de un festejo. Mientra tanto, tenemos veinte días para trabajar arduamente, con responsabilidad, compromiso y solidaridad. La feria termina el 21. Justo cuando empieza la primavera. Sembremos, así después florecemos.